domingo, 17 de febrero de 2008

Libertad de expresion, el caso W, el regreso de RT produccions

El camino que los medios concesionados han tomado dista su obligación legal de garantizar la libertad de expresión y el derecho a la información plural de la sociedad.

El ejercicio periodístico generalmente se encuentra en el centro de una interminable batalla entre los actores políticos y sociales que buscan medios plurales y aquellos que únicamente quieren proteger su modo de operación actual. En esta lucha, los noticieros son comúnmente utilizados para editorializar la posición de quienes controlan las frecuencias, atacar a sus enemigos, defender los intereses de aquellos en el poder y disfrazar la realidad mediante el manejo discrecional de la información.

Son pocos los espacios dedicados a un ejercicio periodístico que no sólo ayudan a democratizar la información, sino que también disipan un poco la cortina de humo que los medios electrónicos tienden sobre la realidad.

Es en ese sentido que se entiende porque los métodos de censura se han ido sofisticando, y es también en ese sentido que se comprende que las verdades mediáticas se imponen sobre las verdades sociales al grado de casi desaparecerlas.

Los derechos de las empresas una vez más se impusieron a la demanda publica de información y la alianza radiofónica de Televisa y el grupo español PRISA se salio con la suya al argumentar la terminación del contrato de Aristegui y la no renegociación del mismo por “incompatibilidad editorial”. Para Televisa y Prisa fue el fin del asunto, así como también lo fue para los medios electrónicos (que semanas antes habían ondeado a mas no poder la bandera de la libertad de expresión tras el cierre de RCTV en Venezuela y la aprobación de la reforma electoral) y, por lo tanto, también para la mayoría de la gente en el país (educada en gran parte por las escuelas mediáticas de nombre televisa y tv azteca).

Muchos de los que se dieron cuenta de la censura hacia la periodista simplemente se cruzaron de brazos diciendo “pudo haber sido peor” y, aunque el conformismo en lo personal no es mi estilo, estoy de acuerdo con ellos en la afirmación ya que este país es uno de los mas peligrosos para ejercer el periodismo. Por ejemplo, Jorge Martinez Lugo menciona en su articulo El caso Carmen Aristegui, necesario crear el Estatuto del Periodista “la figura del periodista no existe jurídicamente […] México es uno de los pocos países en el mundo en el que el periodismo se ejerce sin una definición de sus derechos y obligaciones”.

En este sentido, las presiones, agresiones o incluso asesinatos de periodistas en nuestro país no son considerados siquiera como una forma de censura. Los crímenes contra periodistas van en aumento y recién la ONU aconsejó a Lidia Cacho dejar México por su propia seguridad. Sí a Carmen Aristegui pudo haberle ido peor.

Pero la postura en torno a lo que sucede en México con el Derecho a la información debe ser otra, una que ayude a alejar a la gente de las verdades mediáticas y los distractores comunes de los medios masivos y que deje al descubierto incluso las formas más sutiles de censura; una que se aleje del conformismo y deje de ver como normal todo lo malo que sucede en nuestro país dejando así que quede impune; una postura que en lugar de lamentarse por la salida de Carmen Aristegui de la W o que deje de lado el miedo por lo sucedido a Lidia Cacho o por las muertes y desapariciones de periodistas, y en su lugar exija un alto a la guerra sucia y una legislación clara y justa para los medios.

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